DISEÑO QUE INSPIRA: CREADORES VISUALES DE
ASIA, MEDIO ORIENTE y ÁFRICA
El Universo Queer de Aïcha Snouss
Artista visual
Aïcha Snoussi, nacida en Túnez en 1989, es una artista visual cuya producción artística se sitúa en el encuentro de la arqueología construída a partir de su imaginación y la crítica a las normas sociales y la exploración de identidades queer.
Formada inicialmente como grabadora en el Institut Supérieur des Beaux-Arts de Túnez y posteriormente en la Universidad de la Sorbona en París, Snoussi ha desarrollado una práctica artística que combina dibujo, instalación y escritura, creando universos que desafían y reinterpretan las narrativas históricas.

Su enfoque artístico se caracteriza por la creación de escenarios de ficción con piezas arqueológicas que inivtan a custionar las estructuras de poder. Su estilo se caracteriza por la creación de relatos visuales que funcionan como arqueologías ficticias. A través de un dibujo detallado y líneas cargadas de simbolismo, su obra cuestiona los discursos oficiales de la historia, de la ciencia y de la religión.
A través de dibujos meticulosos y la incorporación de objetos recolectados como huesos grabados, botellas de vidrio y materiales orgánicos, Snoussi construye instalaciones que evocan a un espacio de civilizaciones imaginarias, ofreciendo una crítica y espacio inmersivo, abordando además temas sobre las normas de género y las estructuras sociales.
En la siguiente entrevista realizada con motivo del Prix SAM pour l’Art Contemporain 2020, Aïcha Snoussi comparte el trasfondo de su práctica interdisciplinaria, su interés por las ficciones arqueológicas y su compromiso con narrativas disidentes desde una perspectiva queer. El video ofrece una mirada íntima a su proceso creativo y a los imaginarios que cruzan su obra. Disponible con subtítulos y traducción generada.
Una de sus obras más relevantes es They can go swimming in the sea, أنا بعشق البحر (2023), una instalación sonora desarrollada junto al compositor DON PAC. Esta obra se construye con fragmentos de máquinas antiguas de lavado y limpieza de alfombras, cuerdas de distintos grosores, fibras vegetales y residuos recuperados del sitio expositivo, que se transforman en esculturas iluminadas con luces azul-verde, que remiten a las profundidades contaminadas del mar y los estragos de la industria extractiva.
Las máquinas parecen haberse convertido en organismos híbridos, cuyos cuerpos metálicos contienen tejidos naturales y evocan una mitología distópica donde las islas tunecinas, por efecto del cambio climático, han sido abandonadas, convertidas nuevamente en territorios de exilio. La obra bajo este análisis, trata temas sobre el desplazamiento, el colapso ecológico y la memoria de oficios y comunidades que resisten desde las ruinas.
Con Memorial to the drowned, Aïcha Snoussi imagina un sitio ritual milenario dedicado a los amantes ahogados entre dos orillas del Mediterráneo. Esta instalación, evoca el hallazgo ficticio de una civilización queer antigua, los Tchech o Zindiennet, asentada en la isla de Zembra en el quinto milenio a.C.
La obra se presenta como una pirámide escalonada de 3,15 metros de diámetro y 2,5 de alto, construida con hormigón celular y 800 botellas de vidrio que contienen agua, documentos, tintas a base de alcohol y lana negra calcinada. Estos frascos, dispuestos en círculos, conservan memorias ficticias: cartas, dibujos, sueños y rituales para honrar a quienes no regresaron del mar. Escrituras antiguas y contemporáneas cubren la estructura, haciendo del monumento una cápsula arqueológica donde el tiempo y el lenguaje se unen.
Acompañada por el sonido del sol, una composición de Can Demirel que transforma vibraciones cósmicas en frecuencias audibles, la instalación convoca una memoria colectiva de cuerpos desaparecidos y amores marginales. Un archivo afectivo que resiste al olvido, y un ejemplo del modo en que Snoussi reescribe la historia desde una sensibilidad queer, poética y profundamente política.
Su obra Layla ليلة (2022), es una instalación con mucha memoria afectiva y política queer. Parte del hecho real del cierre, en 2012, del bar lésbico Le Troisième Lieu en la rue Quincampoix de París debido a presiones económicas e inmobiliarias. Una década después, Snoussi transforma ese duelo en creación: convierte la galería situada cerca de ese antiguo bar en un memorial de las noches queer perdidas, de la resistencia y del deseo.
Creó un espacio subterráneo que funciona como un bar clandestino imaginado, donde los objetos (botellas, cartas de amor, máquinas de arcade, babyfoots) se transforman en ofrendas y vestigios de una genealogía queer que se rehúsa a desaparecer. Las figuritas del futbolín mutan hacia formas fálicas, los retratos se funden en figuras híbridas, y el ambiente está impregnado de una sensualidad nostálgica. El título, Layla, juega con el nombre árabe “noche” y con Leïla, la abuela de la artista, estableciendo una conexión íntima entre su lado personal y su creación para aporte colectivo.
Aïcha Snoussi impacta por su capacidad para articular una crítica a la invisibilización sistemática de las disidencias sexuales, de género y culturales dentro de los relatos hegemónicos. Sus obras representan la marginalidad como ausencia, para transformarla en presencia de cuerpos, de vínculos afectivoss y escrituras que funcionan como vestigios de una civilización queer que nunca desapareció del todo. Nos ayuda a reimaginar las posibilidades de habitar el pasado, el presente y el futuro desde otros márgenes, otras memorias y otras sensibilidades.
Si te interesa conocer más sobre sus obras, te invitamos a conocer su página oficial: https://aichasnoussi.com/ así como su perfil de instagram para estar más cerca de sus nuevas propuestas.